Saturday, December 8, 2007

Andalucía es de Cine, ¿eh' o no, Linus?

Mayormente hay dos cosas infalibles que al Linus le mola hacer conmigo cuando me siento con él a echar un rato.

Una de ellas es sentarse encima mía mientras le cojo un libro de esos que normalmente chupetea y se come, y mirar los dibujos mientras me escucha cuando hago como si lo estuviera leyendo -en verdad le estoy metiendo unos rollos que no veas que improviso sobre la marcha mirando yo también los dibujos (el libro está en finés). Me lo paso muy bien, es un buen ejercicio mental y creativo, y me gusta que le guste escuchar mis historias.

La otra cosa es enganchárseme como un monillo, y escuchar música mientras nos quedamos los dos flipaos con el salvapantallas del Winamp o viendo fotos. De un tiempo a esta parte, nos da por mirar un video que un tal Andalus5 se curró editando imágenes de los anuncios esos de RTVA de "Andalucía es de Cine" y añadiéndole música del grupo Guadalquivir. Nos quedamos locos viendo las imágenes y esuchando el bajo de la música.

Me gusta mirarle de reojillo, y verle la cara, con los ojos abiertos, reflejando los destellos de los rayos catódicos de la Andalucía de la pantalla. ¿Será un tímido orgullo regionalista?

Le doy con el codo y le digo aquello de "es que Andalucía es de Cine, ¿eh o no, canío?".

Leer entrada entera...

Friday, November 30, 2007

El multiverso da respuestas

Precisamente poco después de contestar a la interesantísima encuesta que plantea el bueno de Juampe en su blog, el multiverso confabuló, y en cuestión de días, acabé con un dedo ajeno metido en el culo.

No, no, no se me piensen cosas raras. Ese tipo de secretos aún no los confieso.

El caso es que tuve que ir al médico para un chequeo prostático (¡oh, no!), pero no fue ni tan horrible como leí en la wikipedia (lo cual significa que mi próstata está bien), ni tan traumático y humillante como la última vez, años ha, que un médico me metió un dedo en el ojete con aquello de "vale, ahora relájate, ¿ok? porque si no te va a doler" (como disfrutan los cabrones).

Este vez era una médico finlandesa jovencita y simpática. Fue bastante obvio que le daba tanta vergüenza como a mí (se puso rojísima), así que le reproché que ella era la que tenía que actuar natural, que es la profesional, y no yo, que es mi ojete. Jaja, fue divertido.

En fín, que no fue mi caso, pero de todos modos tras la experiencia me creo lo que se dice por ahí.

Leer entrada entera...

Wednesday, November 28, 2007

Palante

Una de las cosas que sí me gustan de la vida, es que, sin que pongamos mucho de nuestra parte, siempre va palante. Esto, si se asocia a la idea de la muerte, envejecer y todo eso, pues agobia. Claro. Pero si se enfoca desde la perspectiva de los progresos (los más importantes son aquellos más lentos e inapreciables), o de las mala rachas, lo cierto es que es una alegría y un alivio, además de importante fuente de esperanzas.

El otro día, por ejemplo, Verónika, Linus y yo volvíamos de la casa de nuestro vecino Veikko (el personaje que me lleva a pescar) y, tras una charla bastante animada en su casa, comentábamos entre nosotros y emocionados cómo nuestro finés primitivo, de algún modo y contra todo pronóstico, ha evolucionado lo suficiente como para permitirnos mantener algo parecido a una conversación con nuestros amigos monolingües.

Veronika estudia finés en casa mucho más que yo (que virtualmente no lo estudio formalmente nunca, aunque hoy mismo he empezado un curso de finés en la escuela popular del pueblo), pero compenso al tener más cara dura y bastante menos vergüenza cuando se trata de compensar nuestra falta de recursos lingüísticos usando alternativas como las que uso en mis clases, tal como idioma telegráfico, gestos, dibujos, circunloquios, etc... así que creo que hacemos un buen equipo juntos (además de un buen dúo cómico).

Yo. Con un hijo y empezando a hablar finés en Laponia. Os juro que a veces me doy cuenta, y también me cuesta creerlo.

Leer entrada entera...

Espanja Espanjaksi

Como me parece que es una cuestión interesante, os voy a hablar en más detalle de lo que hago en una escuela con niños con los que no comparto ningún idioma en común.

En primer lugar, confieso que antes de llegar aquí la idea de no poder hablar con los chavales me acojonó un poco. Pero lo cierto es que, mi falta de finés, actúa más en los niños como un magnífico incentivo para aprender, que me representa a mí un problema insalvable.

A nivel organizativo, tal y como acordé con Anja, dividimos cada clase en dos grupos, de modo que en cada sesión uno de los grupos se viene conmigo a una clase pequeñita a parte (a mi clase) donde hago experimentos educativos con ellos, mwejeje.

En serio, en cierto modo experimento un poco con ellos y conmigo mismo.

A parte de las clases de inglés que doy a los chavales del cole, soprendentemente para mí, tengo un montonazo de chavalines de todas las edades que han decidido apuntarse a las clases de español que organicé en su momento, por curiosidad, por si alguien quisiera venir. Lo sorprendente de la cuestión es que las clases, por cuestiones de currículo, son en horario extraescolar -uséase, que los niños hacen horas extra en el cole para aprender español conmigo -yo lo flipo.

Es más, a los pocos días de empezar las clases me llegaron las maestras de 1º y 2º (los más peques) pidiéndome por favor que hiciera un hueco en mi horario para ir al menos 30 minutos a la semana a sus clases, puesto que algunos niños estaban tristísimos porque algunos de ellos también querían ir a las clases de español pero que sus padres no les dejan ir por cuestiones de trabajo/transporte. Casi todos los problemas en Laponia, por cierto, tienen que ver con el transporte.

Total, que a parte de las clases de los peques en horario escolar, tengo otros 5 grupos de español. Y la verdad es que no recuerdo disfrutar tanto con algo como disfruto hablando malagueño castizo-castizo en plan "a vé, tú, rubio, vente pacá hombre" a grupos de niños (y alguna que otra mamá) que empiezan escuchando desconcertados, pero que poco a poco, entre risitas y bromas, empiezan a entender.

Estando las cosas así, pues sí, me es muy fácil estar motivado, y, cierto es que ayuda tela ver y sentir que los niños se lo pasan tan bien como yo. Así mismo, el hecho de no tener ningún plan de estudio ni nada está claro que ayuda a no tener ningún tipo de presión ni prisas, y esto, estoy convencido, ayuda bastante a tener una atmósfera relajada y a disfrutar de las clases.

En cuanto a metodología, tanto con el inglés como con el español, uso un enfoque comunicativo exaustivamente monolingüe. Quicir, que les hablo exclusivamente en el idioma en cuestión, lenta y estratégicamente, sin recurrir jamás a un segundo idioma para explicarles algo. Si no me entienden (que es la gran mayoría de las veces) entonces recurro a cosas físicas y reales que tenga a mano, que señalo o manipulo (incluído los propios niños, a quienes a veces utilizo a modo de marionetas para representar situaciones) , ayudándoles a que entiendan (o a que construyan por su cuenta) el significado de lo que digo. También recurro a añadir tonos y gestos exagerados, sonidos, e incluso dibujos en la pizarra. Tanto para mí como para ellos, lo que importa es hacerse entender como buenamente se pueda.

Para aquellos improbables maestros (o futuros maestros) de lenguas que me lean, os aseguro que, con una actitud tranquila y paciente, esto que cuento funciona mucho mejor de lo que uno se podría imaginar.

En cuanto a objetivos, aunque esté enseñando idiomas, dejo parcialmente a un lado los aspectos puramente lingüísticos (a parte de porque nunca me los aprendí ni me los sé bien, jaja), para poder así poner más énfasis en la actitud necesaria para aprender y hablar un idioma extranjero: una mezcla de arrojo y creatividad, de flexibilidad mental tanto en la emisión como en la recepción del mensaje, y la idea implícita de que para entendernos mutuamente, tanto en clases de idiomas como en la vida real, independientemente del idioma que hablemos, es necesario escuchar al otro con atención, y simplemente, intentar entender.


Por cierto, el título del post es cómo dicen los fineses "El español a través del español".

Leer entrada entera...

Saturday, November 17, 2007

Jukka y España

Uno de los personajes destacables que he conocido en Muonio, ha sido sin lugar a dudas Jukka, el maestro de música compartido por el colegio y el instituto de Muonio. Debe tener alrededor de unos 40 años, siendo un tipejo delgado aunque con hombros anchos, de más o menos mi estatura, y con una de esas caras peculiares, que sin entrar en la categoría de "guapo consensuado públicamente", sus rasgos tienen un aquel particular (nariz rara, dentadura de tiburón) que en cierto modo lo hacen interesantillo -sí, también es la categoría a la que creo pertenezco.

La primera vez que hablé con él fue en la sala de profesores del colegio de Muonio cuando fui a conocer al resto de profesores. Ya entonces me dijo que 20 años atrás había vivido en España durante 2 años, pero por esas cosas de las situaciones en las que uno habla por el culo sin prestar realmente atención, ni tal frase ni el hecho de que hablara un español con fuerte acento pero bien curtido me sorprendió demasiado. No procesé dicha información hasta varias horas después, ya en casa.

De pronto, me di cuenta de que 2 años es un tiempo bastante largo, ¿no? ¿Qué hace uno en un país extranjero durante 2 años cuando se tiene poco más de 20?

La respuesta me la daría algo más tarde, cenando reno (buenísima la carne de reno, por cierto) con setas laponas en su casa con Veronika y Linus, y con su mujer Katariina y sus hijos Maiki y Rami. Como ya dije, él es profe de música, aunque sea violinista de conservatorio y sea ahora cuando se está sacando el título de maestro. Bueno, pues entre vaso de vodka y vaso de vino, como el que no quiere la cosa, me dijo que, a los 21 años, cuando acabó el conservatorio, se fue en bicicleta recorriendo Europa manteniéndose con lo que sacaba tocando el violín en la calle, y con la intención de poder llegar hasta España. Él no lo ha dicho, pero la gente que le conoce me ha dicho que es un loco del violín y que toca de puta madre.

Me dijo que cuando llegó a España, no sabía nada de español salvo "olé", que él creía que era "hola". También me dijo que este error le creó bastante simpatías, allá por los '80, cuando intentaba saludar a los transeúntes diciendo "¡olé!" y poniendo media cara de sonrisa y media de desconcierto finés sin saber muy bien por qué la gente se descojonaba. Llegó a Almería por el Mediterráneo y recorrió buena parte de Andalucía. Se quedó viviendo en Cádiz una temporada en el piso de unos jóvenes que conoció en la calle. También estuvo 3 semanas en Málaga, donde ahorró dinero suficiente para comprarse un billete de avión a Canarias, donde se quedó casi un año.
Me contó que le impresionó muchísimo la gente de España (tantas cosas han cambiado desde entonces -pensé yo), y me dijo que nunca se le olvidará su primera noche en España.

Llegó desde Francia a un pueblo de Gerona, y, como de costumbre, dejó la bicicleta y sus cosas en la habitación que había conseguido en una pequeña pensión que llevaba un viejo, y se fue a la calle a tocar el violín para conseguir el dinero necesario para pagar la habitación. Cuando volvió a la noche y se dispuso a pagar, se encontró con que el viejo le decía algo que no entendía, pero que aparentemente había algún problema o que no quería que se quedara, puesto que le decía insistentemente que "no" con la cabeza y con los brazos.
Tras un momento de crisis, con más gestos por parte del viejo, Jukka logró entender con la estupefacción que cabría esperar de un finés en tal situación, que el viejo no le decía que no se podía quedar, sino que le había oído tocar en la calle, y que lo que no le dejaba hacer no era dormir, sino pagar.
Poco después llegó el hijo del hombre, que, como decía Jukka, no es que supiera inglés, pero que por lo menos algunas palabras le sonaban, y le explicó que el viejo le quería invitar a cenar. Le preparó un cocido y le sacó queso, tinto y salchichón. Jukka dijo que fue una noche increíble, y que sin poder hacer nada más, sacó su violín y les tocó buena parte de la noche.

Me gustó escucharle hablar de la España de finales de los '80. Pensé que es una pena que tras la popularidad que (la gente de) España tuvo por aquel entonces, se desplazara a gente como el vijeo este de Gerona, para hacer sitio para construir otro hotel más, que pudiera albergar a otro "guiri" más en busca de la hospitalidad y la sencillez española que tanto amo, pero que cada día más añoro.

Leer entrada entera...

Saturday, November 10, 2007

La tragedia del Instituto de Jokela, Finlandia

Ayer por la tarde leía en internet algunos de los "manifiestos" (en inglés) que escribió Pekka-Eric Auvinen, el joven que el pasado Miércoles protagonizó la tragedia del Instituto Jokela en Finlandia.

Ni qué decir tiene que Finlandia está estos días en estado de shock. En la escuela en la que trabajo se notaba un ambiente pesado, y se adivinaba una pregunta por todos compartida: "¿cómo ha podido pasarnos una cosa así a nosotros?".

Y es que hechos así no sólo han sido hasta hoy inexistentes en el país, sino que ni siquiera eran considerados como una posibilidad. Aunque Finlandia, debido en parte a su profunda tradición de caza, tiene un alto índice de armas de fuego por habitante (sólo por debajo de EE.UU. y Yemen), su estado de civismo, respeto y bienestar social (años luz de la mayoría de los países con altos indices de armas de fuego), también hacen que el número de incidentes como éste sea casi nulo.

Hablando con algunos profesores he oído teorías interesantes al respecto. Jukka me dijo que detrás de la tragedia hay una gran responsabilidad política, y es que, en los últimos años, Finlandia ha empezado un proceso de recorte en el gasto social, desmantelando paulativamente el estado de bienestar (en inglés) y protección social del que disfrutan los Finlandeses desde hace décadas. Entre estos recortes, está el de la inversión en atención psicológica, al que todo Finlandés tiene derecho como parte de la Seguridad Social.
Según Jukka, este recorte está acarreando de forma muy visible muchos problemas, pero el actual gobierno de Finlandia no quiere oír, sólo quiere hablar del inmenso gasto social y de que hay que recortar porque es lo que manda la globalización.

Por otro lado, leer los "manifiestos" de Pekka anoche me resultó bastante impactante. Confieso que conseguí empatizar con algunos de sus sentimientos, y, aunque yo ni siquiera me molestaría en ir detrás de los gilipollas que realmente están por todas partes destilando estupidez personal, profesional y existencial, lo cierto es que a Pekka no le faltaba razón en ese punto.

Yo mismo he digerido pensamientos parecidos durante la adolescencia. Me consta que algunas de las personas que me son más cercanas y que considero altamente inteligentes, también. El mismo Pekka es definido por el personal de la escuela como un estudiante brillante.

Pekka debería haber tenido a alguien con quien él sintiese que hubiese podido hablar abiertamente. Alguien que no satanizara cualquier referencia a las ideas de Hitler o (el gran tergiversado de) Nietzsche, como están haciendo los medios, y que le hubiese dado la razón donde la tenía, pero que le hubiera indicado donde patinaba. Quiero dejar claro que en modo alguno justifico lo que Pekka ha hecho, pero eso no quita que pueda y quiera empatizar con él, en lugar de simplificar la realidad a sus mínimos, donde él es un psicópata demente que estaba mal de la cabeza y que leía a Hitler y Nietzsche y punto.

Me siento bastante molesto al leer en la prensa citaciones del manifiesto de Pekka sacadas de contexto para realzar el estereotipo de descarriado, del que luego es hecho eco en los foros, cuando se obvian cuestiones tan impactantes como la crítica a una democracia que no funciona, con electorado intencionalmente ignorante, incapaz de elegir, o las propias palabras de Pekka cuando dice "No vayáis a culpar de lo que hago a las peliculas que veo, los libros que leo, la música que oigo o los juegos que juego. No, no tienen nada que ver con esto, es algo mucho más profundo...".

Nadie puede negar que la estupidez está tan extendida que corrompe notablemente el potencial de la existencia humana -tanto del idiota mismo, como del que con él coexiste. Sin embargo, quizá la cuestión principal sea que, como todos, Pekka hubiese necesitado un poco de tiempo para aprender a minimizar el contacto y el efecto que esos subnormales poblando (y dirigiendo) el planeta crean en uno, y en su entorno.

Yo creía haber aprendido al respecto, sin emabrgo a veces se me olvida y vuelvo a leer los comentarios que la gente hace en sitios de noticias, no pudiendo evitar entonces, sentirme secretamente más cerca de Pekka que de los otros.

Siento profundamente la tragedia, y me solidarizo con todas la víctimas y sus familias; incluyendo al pobre Pekka, y a su familia.

Leer entrada entera...

Monday, November 5, 2007

Llegar a Helsinki

Una de las (pocas) cosas buenas que tiene volar haciendo escalas (a parte de ser más barato), es lo curioso que resulta a veces ir parando en aeropuertos de distintos países y notar las pequeñas diferencias.

Este vez, nada más llegar al aeropuerto de Helsinki, notamos que ya estábamos en Finlandia por varios detalles que aunque pequeños no dejan de ser significativos:

  • el suelo del aeropuerto es de parqué (como les sobra la madera, pues ale, a la sopa boba),
  • a diferencia de todos los otros aeropuertos, en Helsinki no hay que echar dinero para coger uno de los carritos portaequipajes -se entiende que nadie va a llevárselos,
  • y el conductor del autobús de conexión se baja a ayudarte a meter las maletas y antes de que puedas pronunciar palabra, es él quién te da las gracias por ayudarle a él.
Tiene gracia que justo una semana antes, en Austria, una conductora gorda de autobus se impacientó a los 10 segundos y me gritó desde su asiento "Dios mío, ¡¿es tán difícil meter un carrito de bebé?!". Pero aquel día esa bordería made in Austria no me afectó lo más mínimo; me eché a reír e, ignorando los bufidos de la conductora, le dí las gracias al anciano turco que se había ofrecido a ayudarme. Menos mal que me voy ya de este país -pensé.

El año y pico que he estado en Austria me había mandado a niveles emocionales que no recordaba desde la adolescencia. Es un país de bordes y gruñones, de intolerancia y altivez. A Veronika le molesta que hable así de Austria, lo cual entiendo, puesto que es fácil sentir este tipo de cuestiones a nivel personal, pero sí, ahora a posteriori, confieso que no me sorprende en absoluto que ideas como el Nazismo puedieran encontrar un lugar en Austria.

Durante la última semana en Austria, mientras hacíamos el equipaje para venirnos a Finlandia, el extrañísimo partido nacional y de ultraderecha de Austria, el Partido de la Libertad de Austria (FPO), organizaba por toda Viena concentraciones frente a las mezquitas pidiendo que se prohíban en el país. Si no fuera por los disturbios, las concentraciones de neonazis y la bomba que estalló frente a una de las mezquitas, no habría nada que destacar en tal campaña, ya que sigue la línea de populismo xenófobo marcada por la que es la tercera fuerza política del país.

Leer entrada entera...

Un primer paso

Bueno, pues... pues aquí está. Un cuaderno de bitácora. Me ha costado lo suyo ponerlo, no te vayas a dejar engañar por las descuadradas apariencias (si yo puediera centrar las fotos....). Y es que, aunque sé que a fin de cuentas no voy a escribir nada que realmente no quiera, lo de tener un blog me hace sentir, no sé, expuesto. No sé por qué me cuesta tanto sentirme cómodo con la idea.

Quizá sea por lo de ser un espacio íntimo pero a la vez público, una mezcla de la que, si eres de los que me conocen, sabes que no me ha gustado nunca. Claro, probablemente me inquiete por eso, por llevar implícita la idea de poder ser leído por cualquiera -yo, que (por razones líricas y de coherencia de personaje, no creas) siempre mido lo que quiero dar y a quién.

Y sin embargo, la idea de tener un espacio propio, un lugar para garabatear y escribir (y ser leído), me llama la atención, y, ya puestos a derivar, si me atrevo con lo de tener un hijo, debe tocarme ya exponerme a estos misterios íntimos y aparentemente insondables de escribir y ser leído.

Sí, puede que sea eso. Probablemente la dificultad sea porque escribir un blog de estos es una declaración expresa de querer ser leído, y tal confesión de vanidad me avergüenza profundamente.

Y no por el mero hecho de (como manipulandote intencionadamente digo) querer ser leído (por favor, fíjate cuánta perversión hay en decirlo así), sino porque esa intencionalidad que me cayo pero que está, que con estas mismas palabras confieso pero a la vez duplico, esa que me lleva a medir qué digo y a quién, no busca otro fín más que el de querer fascinarte secreta y sutilmente.

No hay nada inocente ni de humildad. Todo es parte del personaje. Yo, al igual que las cosas que escribo, no soy más que ideas configuradas y expresadas cargadas de intencionalidad. Y esa intención, no es otra que la de querer ser leído, y amado.

Leer entrada entera...

Sunday, November 4, 2007

Provisiones

Esta vez me acordé de llevarme un cuaderno donde escribir el bitácora. Como acostumbro, antes de partir cargo la embarcación con agua, comida y leña. Sin embargo mis movimientos, siempre torpes para este tipo de preparativos, delatan en su especial torpeza y descuido que hoy hay algo distinto en la firme rutina de tenerlo todo a punto. Mis pensamientos vuelven una y otra vez a la carcajada de las gaviotas, que en su suave planeo nos observan como siempre. Nosotros diligentes en cada movimiento, ellas riendo su carcajada demente.

El puerto hierve ajeno y lleno movimiento esta mañana. Todos van de acá para allá ocupados en tenerlo todo a punto para la travesía.

Sin embargo, esta mañana yo perdí esa capacidad de concentrarme. Anoche tuve un sueño pertubador. Navegábamos de nuevo. Ningún corsario nos acechaba, ni luchábamos contra ninguna tempestad. Las velas obedecían firmes mis movimientos y era posible aprovechar el viento para seguir avanzando. La tripulación parecía satisfecha y las provisiones eras suficientes.

Pero, esas gaviotas que siempre nos acompañan parecían como locas. Sus ojos estaban hinchados y sus picos se abrían con un furor nunca antes visto, emitiendo gritos histéricos.

Parecían gritarme a mí, mirándome directamente a los ojos. Mientras las observaba un poco extrañado, ocurrió algo que me estremeció hasta la última célula. El universo parecía haber entrado por un ventanuco estrecho e incomprensible a una región de locura. Mientras chirriaban sin cesar con sus graznidos agudos y espeluznantes, una de ellas se posó a unos metros de mí, y, entre el tumulto de sus compañeras, dijo con voz clara:

"Parece fácil seguir un rumbo cuando se ignora que el Océano entero va abandonado a la deriva."

Desperté sobresaltado con los vellos en punta, costándome mucho volver a conciliar el sueño.

Por eso es que ahora las oigo y miro de reojo algo inquieto, intentando no pensar demasiado en aquellas palabras.

Leer entrada entera...