Friday, May 23, 2008

El precio de la carne

Pues así, sin pensarlo mucho, cualquiera te diría que el precio de la carne son de unos 10 a 40 euros el kilo, tirando por lo barato y según el tipo de carne y donde la compres.

Pero supongamos que apagamos la tele y nos da por pensar. ¿Cual es el precio real de la carne que comemos? Se supone que el precio de la carne es lo que cuesta alimentar y mantener al animal durante cierto tiempo, más la elaboración del producto hasta que llega al consumidor, más el beneficio que se sacan todos los que participan en el proceso, mas o menos, ¿no? Pero la cosa no queda ahí, hay un precio oculto del cual no se suele hablar.

Estos animales criados (además de las porquerías que le dan para que se pongan mas gordos y sean mas rentables económicamente), comen trigo, cereales, derivados o alguna historia de estas, es decir, que una buena parte del terreno de cultivo se dedica para alimentar los animales que después nos vamos a comer. Con lo cual, ese terreno no se dedica a cultivar alimento para los humanos. Si no se cultivase para alimentar a los animales que después mataremos para comer, habría mucho mas cereales, trigos e historias de estas para alimentar humanos, por lo que el precio de la comida “básica” humana sería mas barata. O lo que es lo mismo, la carne animal encarece el precio del trigo y de otros cereales, y sus derivados.. que viene a ser casi todo. A lo mejor, ese pequeño encarecimiento a nosotros no nos significa tanto, pero para los países mas pobres si que resulta caro (no es lo mismo pagar un euro más para el que gana 600 euros al mes que para el que gana solo 30). Con lo que al final, el precio oculto de la carne quien mas lo pagan son otros, que también son los que menos tienen para comer.

Comer carne es un lujo, que con la tecnología, y las grandes compañías productoras, se ha hecho bastante cotidiano. Si a esto le añadimos las hambrunas que hay en el mundo (y las que van a haber dentro de no mucho), y como la producción de carne encarece los demás alimentos, tenemos que comer carne es una INJUSTICIA para con los que no tienen que comer.

Peros:

Sí, sí, pero es que hay mucha gente que vive de la carne…

Sí, sí, pero es que la carne esta muy rica….

Contraperos:

Sobre lo primero, pues efectivamente, en este mundo hay “negocios” de los que vive mucha gente, y algunos de ellos deberían desaparecer. O por lo menos, que la carne tuviera un precio mas acorde con lo que le cuesta a la humanidad elaborarlo. Vivimos una superproducción y un superconsumo de carne, y el precio lo están pagando otros.

Sobre lo rica que esta la carne… bueno, también esta “rica” la cocaina, la heroína, y a nuestro cuerpo le sientan muy mal. Aunque parezca un ejemplo aparentemente extremo, quizás no lo sea tanto. En esta pagina (http://www.cancerproject.org/protective_foods/spanish.php) veréis que el consumo de animales produce un montón de enfermedades a los humanos. Hay muchas páginas al respecto, con buscarlas un poco las encontrareis. La carne está rica, te llena mucho, pero no es buena para nuestro cuerpo.

El otro día hablando con amigos, uno argumentó que está en la naturaleza que unos animales se coman a otros. Bueno, los colmillos que tiene un león o un tigre (o un perro o un gato) no son los que tenemos nosotros, ni las garras ni el sistema digestivo. A parte, que tu le pones un animalillo delante a un animal carnívoro, y su instinto le dice de comérselo. Nuestro instinto no nos empuja a comernos otros animales. En caso de que no haya ningún tipo de alimento, podemos llegar a comernos la suela de un zapato, y los unos a los otros si llega el caso.

Pero pudiendo elegir, la alimentación más justa con nuestro entorno, con los demás seres humanos y con nosotros mismos, es la dieta vegetariana. Pudiendo elegir (que no es lo mismo que creer que se ha elegido). El consumismo de esta sociedad nos mete continuamente la carne por los ojos y por la boca, a los pollos la comida por un embudo, y al final no se puede decir quien acaba más enfermo.

No pretendo que al leer esto cambies tus hábitos alimenticios, mi intención no es esa. Pero sí que surja en tu mente una opción que antes no habías tenido en cuenta, y si alguna vez la tuviste, que se haga un poco más fuerte.

El pollo de momento no puede elegir que no le alimenten a través de un embudo. Si solo hay una opción en tu mente, tú tampoco puedes elegir.

Leer entrada entera...

Saturday, May 10, 2008

El Canal+ y el Finés

Si alguna vez (únicamente por curiosidad, claro está; con fines estrictamente educativos y experimentales), intentaste ver una peli porno codificada en el Canal +, entonces sabrás cómo me siento cuando intento entender a mis interlocutores hablando finés.

A veces me parece ver una teta, o no, espera, puede ser una cabeza perfectamente. Otras veces no tengo ni idea de qué es lo que veo, pero sí queee, sí, sí, sí que veo el movimiento. Otras veces, las más felices, entre rayas y rayas, veo hasta los pelillos de la genitalia.

Entre teta y teta, a menudo me impresiona ver lo que a veces consigo decir con tan sólo un puñado de verbos mal conjugados, unos pronombres dispersos y algún que otro sustantivo y adjetivo.

De ahí que diga a veces que me siento como un McGyver del finés; tol día dando volteretas para poder explicarle a la señora de la tienda que no quiero una bolsa.

Por cierto, si queréis ver fotos de Laponia, decidlo ahora o permanecer en las sombras para/como siempre.

Si más de 5 personas lo piden, me molesto en poner los links. 8)

Update: Me da un poco de vergüenza admitir que me gusta ver que/quienes salís del economato. Aquí tenéis algunas fotos.

Fotos de mi clan.
Muonio en Octubre.
Muonio en Noviembre.
Muonio en Diciembre.
Muonio desde Kaamos (noche polar) hasta hace poco.

Leer entrada entera...

Monday, May 5, 2008

Vitaliy Patsyurkovskyy

Lo había visto por distintos callejones durante las últimas semanas. A diferencia de los otros músicos urbanos que inundan las calles principales de Graz con la llegada de la primavera (Austria, entre otras cosas, es conocida por sus prestigiosos conservatorios de música, y muchos de sus estudiantes, que vienen del Este, ven en la calle lo que otros entenderían por una beca) a él, con su pelo corto casi rapado al cero, su pronunciada nuez y su nariz de velero hundido, me lo encontraba casi siempre en los callejones secundarios; en aquellos más estrechos y recónditos.

Daba igual la hora: al ir a trabajar por la mañana o al pasear por la tarde noche con las frescas, ahí aparecía él de pronto en el callejón menos esperado, sentado como una esfinge con sus ojos azules clavados en el suelo, tocando su acordeón.

Casi siempre nos parábamos un rato. Estirábamos nuestra pobreza y, rebañando monederos y bolsillos, conseguíamos dejarle a penas unas monedas.


Tocaba con pasión, aunque casi sin moverse y sin levantar la mirada. Su mirada la dejaba puesta en un punto fijo en el suelo a un par de metros de sí. Cuando terminaba una canción, parpadeaba lentamente, pero no dejaba de mirar aquel punto.

Había algo en él que me hacía pensar. ¿De dónde vendría? ¿Rusia? Quizá Polonia. ¿Tendría alquilada alguna habitación lúgubre aquí en Graz, o dormiría en la calle? De todos modos se pasa el día entero tocando en la calle... pero, ¿no se siente solo? ¿Por qué no mira a los que se paran a admirar su música, su emotivo talento? ¿Qué hará cuando llegue de madrugada a su habitación oscura y vacía? ¿Se sentará en silencio en la cama y seguirá mirando aquel punto en el suelo? ¿Qué verá en aquel punto? ¿Será una ventana mágica con la que recuerda algo que ocurrió en su pasado y de la que emana esa melancolía infinita que le entra por la mirada y le sale por los dedos? ¿O acaso verá en ella una lucecita de esperanza para el futuro?

Siempre me dejaba un interrogante en el corazón.

Uno de esos días resplandecientes de primavera llenos de flores en los que hasta los tranvías parecen ir canturreando, oí su acordeón. Tocaba una melodía alegre, un poco al estilo barroco, así que callejeé un poco para encontrármelo.

Qué música más alegre -pensé. Quizá hoy esté de buen humor.

Pero no, seguía igual, sentado en el suelo y con su mirada fija; aunque ciertamente la música era alegre.

Cuando terminó, otros transeúntes anónimos y yo aplaudimos. Para mi sorpresa, con un movimiento lento alzó la mirada y me miró a los ojos. Pero, justo un segundo después, apartó la mirada -mientras la bajaba de nuevo hasta el suelo, hizo, click, una pequeña y casi imperceptible pausa en medio del trayecto, una pausa que denotaba un pensamiento y el hecho de que ya andaba perdido en el infinito de su mirada.

Fijó sus ojos azules y tristes en el suelo gris y dejó correr unos instantes. Poco después, comenzó a tocar.

Un grupo de unos 5 turistas italianos de unos 30-40 años que pasaba por allí se detuvo a escuchar.

La pieza empezaba con unas notas graves lentas y tristes, unas notas que casi sin fuerza, se arrastraban por toda la pieza. Poco a poco, una melodía más aguda se alzaba de entre la bruma de los graves y, débilmente, parecía decir "estoy herido de muerte, se me va la vida, no puedo, no puedo seguir, muero, muero, muero..."

Aburridos, los italianos empezaron a hablar entre sí por encima del acordeón sobre uno de esos panfletos paras turistas que explican dónde están las cosas más bellas de cada ciudad. Uno de ellos sacó su cámara digital y, postrándose delante del acordeón, empezó a hacerle fotos a la puerta del restaurante junto a la cual se sentaba nuestro hombre.

Tilín, tilín: las campanillas de la puerta anunciaron que salían dos clientes del restaurante.

Tilín, tilín, tilín, tilín: entraban los italianos.

Sin inmutarse, él seguía concentrado, pero esta vez lejos, muy muy lejos de aquel lugar, mientras seguía tocando la canción más triste de aquella primavera.

Flap, flap, flap: unas palomas llegaron volando y se posaron a sus pies, e, ignorándolo al estilo italiano, se pusieron a picotear restos de pan que había junto a sus pies.

Él, tocaba y moría.

Yo, sobrecogido por la música y la escena, seguía allí de pie, helado, mirándole con ojos incrédulos, queriendo abrazarle.

Cuando terminó la pieza, no quedaba nadie. Ni él levantó la mirada ni yo aplaudí.

Ví su gran nuez subir y bajar una sola vez.

Le compré un CD y me marché horrorizado.

Leer entrada entera...

Friday, May 2, 2008

La voz de Darashia.

La ciudad de Darashia amaneció hoy con los graves lamentos de Kazzan, el Califa de Darama, quien desde la torre más alta del depot cortaba el crepúsculo anaranjado del desierto anunciando la mala noticia.

El bullicio usual del mercado se detuvo. Feroces regateos y transacciones cotidianas quedaron suspendidos como las gotas de rocío en las frías mañanas de Venore. Todas las caras se giraron hacia la figura a contraluz que se vislumbraba en lo alto de la torre.

"El honorable vecino de Darashia y muy querido por todos, el viejo Milo, ha sido encontrado muy de madrugada boca abajo en su casa de Darashia. Aparentemente llevaba muerto desde hacía días, y en estos instantes el mismísimo médico del visir aún estudia las circunstancias que rodean este trágico suceso".

La noticia fue pronto conocida por toda la ciudad, y poco después, la vida mercante de Darashia prosiguió con sus rituales cotidianos como si nada.

Conforme la mañana avanzaba y las rutas de comercio se reanudaron, la noticia se extendió prontamente a través de las montañas, llegando a la vecina ciudad de Ankrahmun.

Como en todas las ciudades, las noticias más frescas se traían y buscaban en la taverna del puerto.

"Según he oído en el depot, los vecinos de Darashia, creyendo que se podría tratar de un nuevo brote de peste, avisaron a los guardas del castillo sobre un olor sospechoso que podía percibirse desde los baños públicos. Fue así como los guardas dieron con el cuerpo del viejo Milo" -narraba un hombre de nariz aguileña y que no paraba de alisarse su barba castaña.

"Pues yo he oído en Liberty Bay que presintiendo la presencia de la muerte en su casa, Milo escribía a toda prisa un documento para legar su fortuna a sus compañeros más queridos, pero que el milagro de la vida abandonó su cuerpo antes de que pudiera terminarlo" -añadía un anciano haraposo de ropajes grises.

En ese momento, dos soldados de la guarda personal del faraón irrumpieron en la taverna con sus armaduras doradas y capas rojas. Con una mano en el mango de sus espadas, se postraron cada uno a un lado de la puerta, anunciando la entrada de Jakahr, el infame pregonero de Ankrahmun, quien después de aclarase la voz anunció solemne:

"Ha sido decretado por orden del Califa que la fortuna y posesiones del viejo Milo sean transferidas a las del tesoro real para ayudar así a los hijos de Darama en la legítima guerra contra los hijos del desierto".

Un mumullo recorrió la taverna, famosa por sus pipas de agua y por sus acaloradas discusiones políticas.

Alzando su voz para acallar los murmullos, prosiguió: "Se ruega a toda gente de bien que dediquen una oración por el descanso de su alma eterna".


Por el rabillo del ojo Arito vió a Jakahr y a los guardas marcharse de su establecimiento, y, con la indiferencia profesional de un tavernero, tragó saliva que le supo a veneno y limpió los vasos muy enfurecido por tener que permaner callado.

Leer entrada entera...

Thursday, May 1, 2008

Conocimiento del Medio

Se me ocurren ahora mismo dos ejemplos, escogidos sin más criterio que una leve intuición de que son significativos, que me hacen sentir que la escuela en Finladia tiene un enfoque que rezuma vida. Vida de verdad, no de la que nos hablan los libros de texto.

Durante las primeras semanas en el colegio aquí en Muonio, me llamó muchísimo la atención lo que me encontré al entrar en una clase de preescolar (6 años):


La maestra dibujaba en la pizarra huellas de animales dejadas sobre la nieve y los niños levantaban la mano para salir a la pizarra donde había un póster con un bosque lleno de animales e identificaban con orgullo el animal del que se trataba.

Me impresionó.

También, estos días de primavera hay por los pasillos de la escuela cartulinas con tablas enormes donde los alumnos van apuntando la fecha en la que son vistas por primera vez cada una de las aves migratorias que pasan por el pueblo en su viaje hacia el norte.


Recordé que cuando estuve en Oulu hace 3 años tuve una asignatura en la que los futuros profesores efectivamente estudiaban los pájaros y las huellas de animales en la nieve. Entonces me pareció una asignatura como muy mona y meramente anecdótica de la licenciatura (5 años) que se necesita en Finlandia para ser maestro, también de preescolar.

Ahora me parece terriblemente significativa.

Especialmente en un país en el que tras el cambio político de los últimos años, muchas comunidades rurales atraviesan dificultades económicas para sobrevivir (como Muonio), pero sin embargo echan para atrás proyectos para construir complejos turísticos de esquí (que prometen y prometen trabajo, dinero y desarrollo).

El proyecto se ha echado para atrás usando argumentos como que los parajes y recursos naturales que necesitaría el complejo (entre los que, por cierto, los fineses incluyen el silencio) significan mucho para la gente, especialmente la gente mayor.


Cada vez que oigo algo así, siento una nebulosa de confusión que no me deja pensar claramente, me parece todo muy raro, aunque de todos modos sienta una intuición profunda que me dice que se trata de algo muy revelador e importante.

Debe ser que a pesar de la des-educación urbana a la que he sido sometido, a pesar de presenciar como algo normal en mi tierra natal los estragos de la insaciable avidez de la industria turística e inmobiliaria, y a pesar de haber crecido en una ciudad donde ya no se ven viejos ni aves migratorias, algo dentro de mí entiende muy bien que precisamente el valor que los fineses le dan a la naturaleza y a los ancianos cuestiona terriblemente un modelo de sociedad que se adapta dócilmente a un sistema económico en el que lo que prima por encima de todo es la competitividad, la eficiencia y el beneficio, y si no reduce el interés nomimal anual, entonces sí, la vida.

Desafortunadamente, Finlandia cambia lentamente hacia el modelo político que ya conocemos en Europa. El gobierno central mira hacia el mercado libre y le da la espalda a sus ancianos. Sin mirarles, les dice: "Modernidad. Desarrollo. Eficiencia. Beneficio.", como nosotros hicimos en su momento, algunos corean el eslogan mientras que otros se miran entre sí desconcertados.

La diferencia es que donde unos dimos alegremente la bolsa, otros prefieren dar la vida.

Y yo me pregunto si será porque nunca tuvimos maestros de preescolar que nos hablaran de los linces, de las huellas en la nieve, y de las aves migratorias.

Leer entrada entera...