Tuesday, June 24, 2008

Enlaces

Hoy he aprendido a meter un enlace a una web en una palabra. Tan facil como seleccionar la palabra, pichar en "enlace" (el icono que parece un eslabon de una cadena, al lado de el tipo de fuente, formato de pagina, etc), y en el cuadro que te aparece poner la direccion en cuestion que quieras meter.

Para celebrarlo, os mando a un video que me ha hecho sonreir. Viva el conocimiento y viva el humor.

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Sunday, June 22, 2008

Billy

¿A tí te pasa alguna vez que hay situaciones
en las que la gente se pone muy triste o muy
contenta, y tú, en verdad, pues, sientes que en
realidad no sientes mucho y eso te vuelve un
poco loco viendo a toda esa gente tan triste o
tan contenta y uno sin sentir nada? A mí me vuelve
muy loco.

También me pasa a la inversa, y es entonces cuando
uno piensa que debe de ser que las personas parecemos
todas iguales, pero que por lo visto/oído, va a ser
que no.


Mirando escritos arcaicos de la época en Austria, he encontrado evidencia documental de uno de esos momentos.

Estaba en el descanso, esos 30 minutos de cigarrillos,
hamburguesas y visitas al wáter mal digeridas. En la
sala de personal estaba el cuadro habitual: sentados a
la mesa, algún encargado precariamente adulado por
adulantes trabajadores precarios.

Ahí en una silla estaba sentado este chaval kurdo que
siempre está sacando la basura y limpiando las mesas
tan calladito. Miraba al suelo sentado con los brazos
apoyados en las rodillas, con las manos colgando entre
las piernas. Todos se quejan del tiempo que lleva ya
en Austria y del poco alemán que habla. Yo me he
dado cuenta de que es verdad, no habla ni palabra de
alemán. Aunque, bien visto, para simplificar las
cosas, se podría muy bien decir que es que no dice ni
palabra, y punto.

Pero eso evidentemente no da tanta conversación -es
mejor añadir lo del alemán.

Así que me siento en una esquinita de la mesa también
muy calladito y sin hacer ruído, como me enseñaron. Y,
por rehuír del "núcleo duro" de la sala de personal y
también por hacer algo de conversación con él, le
pregunté de nuevo:

Oye, ¿tú cómo te llamabas?
Billy -dice él.

Le miro el tupé siempre repeinado, las patillas finas
esas a cada lado de la cara y los zapatos de punta
italiana como dándole ahora sentido. Me repito “billy”
y sonrío un poco por dentro.

Insatisfecho, por seguir un poco con el intento de
dar conversación, añado:

Pero, ¿"Billy"? ¿Tu nombre es "Billy" o…?
Sí -dijo Billy.

Como un destello, desde la lejanía del otro lado de
la mesa alguien en medio milisegundo le interrumpe su
ininterrumpible escueta respuesta diciendo:

No, tu nombre es Bílal. Tú-eres-Bílal.

Billy queda en silencio y baja los ojos asintiendo
con la cabeza. Todos volvieron a sus conversaciones
como efectivamente pasó, es decir, como si nada
pasara. Y yo, me quedo ahí mirándole con un nudo doble
en el alma y pensando que nunca un tupé repeinado, unas
patillas finas y unos zapatos de punta italiana me parecieron
más tristes.

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El Sol de Medianoche

Anoche tuvimos una noche bastante soleada. Me gustan las noches despejadas y tranquilas, cuando todo el mundo duerme y la ciudad respira soleada y silenciosa con un aire fantasmagórico y de Domingo por la mañana sin madrugadones. Al fín y al cabo, no creas, el Sol de Medianoche no es más que el Sol de siempre pero trasnochado.

Miras el reloj, le miras y le dices muy serio "Oye Sol, creo que no deberías estar aquí. Es tarde ya."
Él "A mí que me cuentas, sois vosotros los que os giráis y trasnocháis, yo estoy donde siempre."
"Oye, pues... no lo había pensado, así puesto, tienes razón." -debes admitir. Por romper el silencio incómodo, añades "¿hacemos algo?"
"No sé, ¿tienes un cigarro (un cáncer asqueroso y pestilente que dirían otros)?" contesta despistado.
"Mentolados."
"Está bien."
Le das el cigarrillo y tras buscar por los bolsillos añades "¿Tienes fuego?"




Quizá la locura de este fenómeno es que el efecto quiebra un poco la concepción tán oportuna que tenemos asumida del tiempo, en especial la transición día/noche, como repetición de unidades cerradas y cíclicas de CONSUMO (acabar un día, empezar un día), como si fueran un bien que, tal y como manda el Mercado, hubiera que aprovechar, invertir y rentabilizar, con el peligro de perderlo si en lugar de ello lo dedicamos sentados al Sol, acariciando una mano o jugando en la orilla con/como un niño.

Nooo, no. Not for me.

Tras el cigarrillo mentolado, el Sol de Medianoche me explicó que más bien parece ser que la vida es un torrente continuo de tiempo, donde el tiempo de la noche, como bien saben los amantes febriles de sabanas revueltas y sudor, no difiere en realidad del tiempo del día, ni donde se pueda dejar para mañana lo que pudieras hacer hoy porque en realidad no hay hoy ni mañana, sino sólo tiempo que transcurre, un chorro continuo que, a diferencia del día/noche, no vuelve jamás, no se repite y, definitivamente, no nos lleva hacia ningún lado se pierda o se invierta.

Se vive, que no es poco.

Pero hemos tenido suerte. Si siempre fuera así, como ahora en el Verano ártico, sería más difícil persuadir a la gente para que acepte trabajos deshumanizados y mal pagados, ya que no es verdad que se echa la jornada y yasta, mañana será otro día. No es otro día, es tu tiempo, tu vida, minutos discontinuos que tintilean como un polvo dorado, y que en medio de esta locura e imbecilidad que nos hemos inventado, nos olvidamos de recordar que los minutos, de día o de noche, son crepúsculos frescos irrepetibles donde soñar, refugiarnos, abrazar fuerte y poder amarnos.

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